Una amiga de su tío (fallecido hace apenas unos meses), le había encargado que buscara algunos libros sobre el rumbo político del país. Él sabe que su tío era un aficionado a todo tipo de lecturas y supone que con seguridad existen libros con esta temática.

La dificultad fue encontrarlos, ya que su tío no era precisamente un ejemplo a seguir en cuanto a la clasificación de las cosas se refiere y sabía que los libros estaban revueltos.

Así que, después de revisar en los distintos libreros, desenvolvió cada una de las cajas de la bodega.

Después de varias horas ininterrumpidas, encuentra dos títulos que le sugieren el tema que está buscando. Los toma y se dispone a salir, pero torpemente, tropieza con una caja y los libros seleccionados, caen. Al recogerlos, nota que de uno de ellos, han salido unas hojas. Él supone que deben de ser notas de su tío, pero no; se trata de algo inédito: es el proyecto de un guión de teatro guiñol en el que el personaje principal, es un primer Rey electo en un país. Se ha mantenido en el poder por un periodo mayor a medio siglo. Ha cometido tantas injusticias como cada segundo tiene un año, pero su pueblo ya está inconforme... Quiere derrocarlo...

Para mantenerse, es necesario buscar una aparente metamorfosis: el Rey se ha dado cuenta que el pueblo se está rebelando abiertamente al hecho de tenerlo a él como monarca.

Entonces decide desaparecer la monarquía (de manera aparente), y convocar a elecciones usando de manera seria, la palabra “democracia”.

A la copia fiel de su sucesor, el pueblo lo podría identificar fácilmente, así que decide ocultarlo: su sucesor será disfrazado. Será el príncipe perfecto: de la oposición. El pueblo estará conforme. Por su parte, el Rey postula abiertamente a un candidato: el más impreparado y menos carismático de sus hombres; inclusive su postura corporal nos muestra a una persona derrotada.

Pero todo tiene que estar oculto para el vulgo. Es por esto que durante casi un año, todo será ataques verbales (por supuesto atractivos, al mismo tiempo que graciosos), entre los contendientes.

Para completar el escenario, se incluyen otros candidatos de pequeñas fracciones del pueblo. Al Rey no le perjudica que existan otros participantes; al contrario, son actores a los que no se les tiene que pagar, además de que enriquecen la comedia de la democracia.

Por fin llega el gran día.

 

-¿Por que ha dejado esto tan oculto el tío?- se pregunta, mientras busca el final del guión, pero éste no se encuentra. Es probable que esté en alguno de los libros contenidos en las cajas que le faltan por revisar.

De manera casi instintiva, observa su reloj. Se levanta de un golpe dejando todo el desorden de libros y se apresura a salir a una cita muy importante Son las 5:30 p.m. y cree necesario postergar la búsqueda del final de éste guión después de las elecciones federales que se realizan hoy.

Pasa la tarde. En la bodega sigue el desorden y han terminado las elecciones.

Esa noche, enciende la televisión para enterarse de los resultados de la elección.

La mayoría está de acuerdo: la monarquía ha terminado; la “democracia” ha triunfado...

Sin saber con certeza por qué, se siente como un extra que trabaja gratuitamente en una obra teatral.


Bartolo E. (15 de Julio del 2000). Tres Cuentos. En: Catedral Semanario Cultural del Diario Síntesis. #416


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