Por Edgar BARTOLO RAMOS

Era el mediodía del viernes y en mi andar encontré una cansada pero bravía figura. Era Don Furgencio Santiago Ramírez quien a sus 77 años empujaba un “diablito” para tal y como el dijo, “ganar algo”. Me identifiqué ante él con toda la torpeza del periodista primerizo y, aún así, accedió a charlar un momento conmigo.

Don Furgencio nació en el Distrito de Etla. Lleva 5 años como estibador en el Mercado de Abastos de Oaxaca, un trabajo que requiere de un gran esfuerzo físico. Antes se dedicaba al comercio y la hechura de petates de palma, pero la poca demanda de esos productos lo hizo buscar otra forma de trabajo.

-Gano aunque sea para algo. Por mientras Dios me presta la vida, pues voy trabajando- dijo mientras el brillo en sus ojos y la voz quebrada ocultaron un llanto.

Don Furgencio menciona que trabaja 3 ó 4 días a la semana. Tiene que empezar entre las 4 o 5 de la mañana para “alcanzar un poco más”. Ya a eso de las 2 de la tarde se retira.

-Aquí se gana poquito, aunque sea pa’echarse un atco y darle algo a la esposa… No se gana gran cosa.- Al hablar de sus hijos que ahora les apoyan a él y a su esposa, no pudo evitar una sonrisa que denotaba un sentimiento de orgullo. Creo que es comprensible sentirse orgulloso por unos hijos que corresponden al apoyo que se les ha prodigado.

Para algunas personas que estaban a nuestro alrededor, era un suceso ver a un extraño con la grabadora dirigida a Don Furgencio. La señora de uno de los puestos de coco no apartaba la mirada de lo que yo hacía. Conozco a gente del mercado y sé que muchos lo hacen para protección del otro y la comunidad; otros, por mera curiosidad. Inclusive llegó un compañero de Don Furgencio y nos escuchó atentamente un par de minutos y se retiró. Quizá se acercó como se hubiera acercado cualquiera de los estibadores que a esa hora llevaba su “diablito” vacío pero con la esperanza de encontrar a alguien que solicitara sus servicios.

Después de apagar la grabadora hablamos de lo difícil que es conseguir un empleo, de que lo poco o mucho que se tenga hay que cuidarlo, de que mi aparente juventud debe de ser utilizada para algo de provecho...

Fue cuando preguntó para qué era la entrevista. Le dije que tratamos de mostrar la importancia del trabajo de muchos, aquel trabajo que no está “reconocido”. –Mi trabajo está reconocido; tengo licencia de estibador.- Respondió orgulloso y después el “hasta luego”, deseándonos lo mejor el uno para el otro. Sólo vi cuando con ambas manos tomaba su “diablito” para seguir avanzando, mientras yo me preguntaba cuántas veces ha sido Don Furgencio quien ha ayudado a transportar las verduras o las frutas que he comprado en la miscelánea cercana a mi casa.

 

El Defensor La Voz de Oaxaca. Año II. No 45. 2ª quincena de septiembre de 2002. Oaxaca Oax. P. 11

 
Anterior


This free website was made using Yola.

No HTML skills required. Build your website in minutes.

Go to www.yola.com and sign up today!

Make a free website with Yola